Faraónico, pensado para impactar y no para convencer, el quinto informe de gobierno del mexiquense Enrique Peña Nieto tuvo dos mensajes fundamentales en medio del despilfarro mediático de casi 100 millones de pesos:
1.-La exaltación de su figura en el momento que su gobierno comienza su declive e inicia la guerra interna en las filas priistas para suceder al sobrino de Arturo Montiel y de Alfredo del Mazo. El objetivo central era decirle a todos los adelantados y suspirantes: en 2011 el copetazo será de Peña Nieto, de nadie más.
2.-Lanzar una proclama en contra de las alianzas electorales como una forma implícita de reconocer que el PRI puede ser derrotado en el Estado de México si fuerzas como el PRD y el PAN se alían, y también como un reconocimiento claro que el principal derrotado en las alianzas estatales de 2010 fue el propio Peña Nieto. Para nadie es un secreto que él apostó por las victorias del PRI en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, que invirtió muchos recursos como lo ha hecho en otras contiendas estatales y que “la tasa de retorno” político (es decir, votos y dinero para su precampaña) no será posible. Vea Columnas
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